29.4.06

Anti-Acho

Disfruta de tus contradicciones


Ocurrió en una fiesta de la universidad, llevada a cabo en una determinada discoteca. Todavía recuerdo claramente a una de mis compañeras comentarlo en el recreo, el lunes siguiente: “el viernes, todos ustedes estaban locos”. Varios de los compañeros varones, según ella y otras que apoyaron sus afirmaciones, nos comportamos de un modo inesperado, bien diferente a lo usual.

Juan* parecía un idiota total... Él que es más bien serio, con esa especie de onda ‘dark’. Bailaba reggaeton como si le hubiese picado un bicho y se iba corriendo detrás de cualquier ser que luciera como mujer. Daniel*, el bandido, estaba hablando con la nerd de la otra sección, de temas aparentemente muy profundos. Ignacio*, el otro gran bandido, estaba sentado, quietito, callado y serio en un rincón. Pedro* solamente tomaba gaseosa”. Y la lista continuaba. Todas las compañeras reían a carcajadas mientras la otra contaba lo que había visto. “Yo me preguntaba si el fin del mundo no estaría llegando ya”, concluyó.

A veces, se llega a entender determinados conceptos por lo que no son. Se definen de modo negativo, dicen los entendidos, o se interpretan ciertas afirmaciones “a contrario sensu”.

Descubrir lo que se es, la identidad, -lo dije ya en otro post-, me parece muy difícil. Pero no menos difícil me parece descubrir lo que no somos. Elaborar un personaje que sea exactamente lo opuesto a cada uno, un Anti-(acá el lector pone su nombre), sería también terriblemente complicado, casi tanto o más que elaborar uno que sea nuestra perfecta copia, con virtudes y defectos incluidos. Así como en la Fiesta del Fin del Mundo, según mi compañera de clases, varios sorprendimos con comportamientos que parecerían impropios e inesperados, hacemos lo mismo cada día de nuestras vidas. Quizás no de manera tan evidente, ni todos al mismo tiempo, como en aquella fiesta. Sólo por esto, estas actitudes aparentemente incoherentes con lo que somos pasan un poco más desapercibidas.

Todos teníamos nuestras excusas para explicar nuestro comportamiento en aquella fiesta: Pedro estaba tomando cierta medicación, por eso el médico le prohibió el alcohol, Daniel juró que estaba hablando de sexo con su amiga de la otra sección. A Juan le hizo mal el trago raro que pidió, y yo... no sé, simplemente no tenía ganas de usar mi máscara de juerguista esa noche.

Pero en verdad pienso que nadie es perfectamente coherente. Todos somos la moneda con sus dos caras. Y cada día, un poco de ese antagonista que nos habita, ése que se ubica en el otro extremo de nuestra misma línea, aflora aunque no lo notemos. Aunque no lo admitamos. Y según mi punto de vista, no es cuestión de sufrir por esto. Somos un cúmulo de muchas cosas, también de fuerzas adversarias. Por eso, cuando me sorprendo in fraganti siendo Anti-Acho, sólo sonrío resignado y me digo lo que alguna vez leí en algún lugar hoy olvidado: DISFRUTA DE TUS CONTRADICCIONES.


Saludos Felinos.

Acho


PS: Cosmo y Anti-Cosmo son personajes de la serie de dibujitos animados "Los Padrinos Mágicos". Anti-Cosmo es todo un gentleman, inteligente y malvado. Pueden inferir de ahí cómo es Cosmo... o ver la serie y descubrirlo por sus propios ojos.
Para los fans de Anti-Cosmo, si hay alguno pasando por aquí, les recomiendo "Black Magic. The Anti-Cosmo Fan Listing" http://anti-cosmo.atspace.com/

* Todos nombres cambiados para defender la intimidad de las personas ;)

25.4.06

Noche que no existió

Crónica gris de un fin de semana ajeno


Generalmente encaramos nuestras salidas nocturnas con las mejores ganas. Nos preocupamos por las ropas, por cómo nos vemos. Nos miramos al espejo preguntándonos si tenemos la tan deseada y relativa "onda". Los cazadores afilan sus garras y las supuestas presas exhiben lo mejor que tienen en cada paso.

Pero a veces, aunque todos los elementos estén reunidos, el resultado final es un fracaso. Algo, en las estrellas quizás, determina que ésa no será nuestra noche.

En la oscuridad de los antros todo se confunde. Otros son los parámetros con los cuales somos observados y clasificados. Los nombres quizás se desdibujan, no así los apellidos (ciertos apellidos). Y adentro, poco importa lo que somos, en comparación con lo que mostramos. En una noche de cacería, valemos en la medida que llenamos las expectativas ajenas. Como la esfera de la discoteca, brillamos con la luz que reflejamos.

En algún momento de mi fin de semana, caminaba solo, regresando una vez más de la barra, cuando encontré a una amiga, sentada solitaria en un sofá de la disco. Me senté a su lado y le pregunté si estaba todo bien. Dijo que sí, pero luego me señaló algo adelante. Un cierto sujeto (deseado por las mujeres si los habrá!) que desde hace tiempo cautivaba su interés, apareció con novia nueva. Una especie de Barbie Malibú andante, de esas que le dan a uno ganas de preguntarle dónde dejó el cerebro. Muy diferente a mi amiga en ese aspecto y en otros. Yo no supe qué decirle. Entonces le pregunté si no quería irse ya (tampoco era para mí la mejor de las noches). La invité a comer algo en el camino y me ofrecí a llevarla a su casa. Me parecía una tortura sadomasoquista su permanencia allí, observando deliberadamente las demostraciones de afecto entre Barbie y Ken. Se lo dije cuando caminábamos hacia el estacionamiento. Ella sonrió. Sus ojos iluminaban con el brillo helado de la resignación, de la conciencia de que probablemente nunca podría llenar las expectativas de ése a quien deseaba (pero quien de seguro no se la merecía). "Es apenas como ver una película", me dijo. "Uno se olvida pronto o al menos pretende haberlo hecho". "Un tiempo después se piensa solamente que una noche como ésta no existió".


Saludos Grises.

Acho.


PS: otra de Van Gogh para que se deleiten la vista. "Starry Night" o "La Noche Estrellada".

16.4.06

Conocer al Tigre en tres pasos

Guía para un viaje "tigre adentro"


Cuando tenía mis 17 años, como todo adolescente y más aún, como adolescente aspirante a escritor, era un dramático incurable. Las tragedias que golpeaban las vidas de los sufridos griegos, allá por los tiempos en que sus dioses caminaban todavía entre ellos, eran totalmente insignificantes, en comparación con las cosas que ocurrían en mi fuero interno. Mis desgracias eran directamente proporcionales al tamaño de mi ego. Bastante ilustrativo, ¿verdad?

Y en esta época hormonal y bipolar, llegó mi primera novia. Mucho antes tuve “amiguitas” por ahí, ya no era ningún neófito en ciertas cuestiones principalmente físicas, pero sí lo era en la complicadísima tarea de relacionarme sentimentalmente con otra persona. Y yo, que siempre fui un cachorro de tigre feliz de vivir en lo más oscuro de su cueva, de repente tenía que salir. Salir para mostrarme y salir para ver a la otra persona. Ambas cosas me parecían muy difíciles.

Era un tira y afloje constante que a veces se expresaba en palabras, y otras en silencios. Bueno, de ella eran las palabras, míos los silencios. Y no había forma de que nos entendiéramos, cada uno concentrado en sus respectivos requerimientos, incapaz de ceder a los pedidos del otro. Y nunca me olvido de ese cuento tan repleto de desilusión que escribí cuando cortamos, apenas cuatro meses después de la noche en que nos dijimos que nos queríamos, por primera vez.

El relato se titulaba “El viaje”, y cristalizaba esa especie de puñalada que recibió, a consecuencia de esta relación, mi ideal de “verdadera comunicación entre dos personas”. Yo me quise mostrar a ella en todo el esplendor de mi oscuridad. Le quise revelar esas rarezas que me constituían, esas reflexiones medio sacadas de contexto, todo eso que yo atesoraba con más cariño. Y a ella le bastaba con ser la novia de ese chico atractivo del curso superior, de quien tanto hablaba con sus compañeras. Quería que yo le dijera “te quiero” unas veinte veces al día, que fuéramos al cine, al shopping y a las fiestas, las consabidas satisfacciones físicas… y nada más. Y yo también quería cosas como esas, pero además tenía un gran universo negro adentro que bullía por revelarse. E imprudentemente se lo quise mostrar.


Primer paso: El camino.

Pienso que existe un camino base que recorrer en todas las relaciones. Sería prácticamente una autopista bien asfaltada y organizada. Quien más quien menos sabe como manejarse en esta parte de la vía, es prácticamente tan convencional como el encabezado de una carta. Seguimos ciertos pasos y ya estamos encaminados. A veces no faltan choques y roces, pero generalmente, nada que lamentar.
Pero de repente, casi sin darse uno cuenta, se pasa a un camino de tierra. Ahí ya hace falta ser un conductor más diestro. Recorrer senderos que nos lleven “tierra adentro” nunca es fácil, abundan las sorpresas a lo largo del mismo. Sería la segunda etapa del conocimiento de la otra persona. Ya pasamos lo superficial y constante, y empiezan a mostrarse las joyas y el barro. Actitudes que nos gustan, y también mañas y manías. Momento de sacar las uñas. Muchas parejas se quedan en esta etapa, se casan y llegan así hasta la meta última de sus vidas. Pero hay algunos desubicados que quieren avanzar todavía más.
Y se encuentran con que ya no hay siquiera camino de tierra. Hay que dejar el auto y bajarse a caminar. Es agotador y muchas veces infructuoso. Y cada vez es peor, porque el camino tiende a adentrarse en lo profundo de un denso bosque que amenaza con no revelarnos la salida.


Segundo paso: La casa recubierta de hiedra.

¡Mas el camino lleva a algún lado! Genial. Hay una casa en un claro del bosque, hecha de piedra fría y recubierta con la hiedra del abandono, con muebles y utensilios que son recuerdos de algún pasado, heredado o adquirido. Hay que ser educados e invitar a pasar. Claro que el polvo acumulado no causa una muy buena impresión y el huésped empieza a pensar que debe existir una buena razón por la cual el lugar no es muy frecuentado. Y por supuesto que la hay: en este caso no son muchos los llamados y son aún menos los elegidos. El dueño de casa es muy selectivo con sus invitados. Lástima que esto sea también un permiso de entrada a la dejadez.


Tercer paso: El gato negro y el ciprés.

¡Pero existen otros seres vivos en medio de tanto abandono! Un ronroneador gato negro, con alma de brujo y necesitado de cariño. Y un ciprés en la entrada, con sus pies de árbol en la tierra, pero que aún así mira las estrellas y sueña con irse a vivir con ellas. Los representantes de un injustificado rechazo a lo que vive escondido y no terminamos de entender, y de una oculta tristeza nacida de sueños que temen no ser cumplidos.


A esta pobre chica, mi primera novia, la llevé sin anestesia por estos tres pasos. Por supuesto, el resultado de la excursión fue catastrófico. Ella huyó despavorida y yo quedé bastante dolorido. Y todo podría resumirse en el comentario que, estando en la cantina del colegio, mi amiga oyó de sus propios labios y luego me lo volvió a transmitir. Dice que una de sus compañeras le preguntó a mi ex “¿Por qué cortaste con Ignacio?”. Y la respuesta fue “Ay, es muy lindo y todo lo que quieras, pero está bastante loquito”.


Saludos desde algún lugar del camino.
Acho.


PS: La pintura, ni falta hace que les aclare, es del genial Vincent Van Gogh: "Road with cypress and star". Si quieren ver obras de Van Gogh, pongan "Van Gogh" en Google y les van a llover las opciones jejeje. Hay mucho de lindo para ver.

10.4.06

Domingo de Ramos: Las palmas no benditas


Es un acuerdo tácito con mis padres. Ellos, especialmente mi mamá, saben cuál es mi opinión: creo en un ser superior, pero no estoy de acuerdo con ninguna de las religiones, autoproclamadas representantes de ese ser. Ni siquiera con la católica, a la cual pertenezco por bautismo, primera comunión y tradición cultural. Pero con la finalidad de preservar la paz familiar y no crear conflictos por algo tan vano como una hora por semana, no me quejo cuando tengo que ir con ellos a la misa. Mis padres tampoco son ningunos católicos fundamentalistas, están en desacuerdo con muchas de las “verdades” que la Iglesia intenta imponernos, pero por alguna razón que todavía estoy descifrando, este rito dominical reviste para ellos determinada trascendencia. Y yo prefiero dejar la rebeldía para otro momento.

Pero como somos gente de una cultura relativamente buena, amantes del humanismo, tampoco estamos como para aceptar todas las estupideces que dicen muchos sacerdotes. Y por eso somos medio nómadas, buscando una parroquia que nos satisfaga y no nos ayude a llegar más rápido al infierno a causa de cuán profundamente nos pueden molestar ciertas afirmaciones. Y justo hoy, domingo de ramos, volvimos a mudarnos porque el domingo pasado, el sermón fanatizado y la hipocresía de ciertas personas nos dio hasta acidez estomacal.

Volviendo a hoy, cuando estábamos por entrar, un nene le salió al paso a mi mamá y le ofreció “palma a mil”. Es decir, la palma, el ramo famoso, por mil guaraníes, una suma de lo más ínfima. Mi mamá agarró la palma y me dijo: “pagale vos”. Yo saqué dos mil guaraníes de mi billetera y le pagué con un mil al nene y con el otro mil a otro nene que me vendió una palma a mí. “Pero a esta hora ya no se bendice más”, le dije a mi mamá. Era la misa de las 19 hs. y las bendiciones son siempre a la mañana. La verdad que yo compré mi palma por pura gana de ayudar al nene con su venta. “Siempre se bendice de noche también”, aseguró ella. Entramos, la iglesia llena de católicos de semana santa, por supuesto. No había más lugar para sentarse y nos quedamos parados. Apenas empieza a hablar el sacerdote, dice: “y ahora continuamos con la ceremonia que ya se inició en el tinglado con la bendición de las palmas”. Mi mamá y yo nos miramos y no aguantamos una risa. “Con razón que había liquidación de palmas”, dijo ella.

Claro, por nómadas, no sabíamos el programa de esa iglesia y no llegamos para la ceremonia de bendición de los ramos. Yo observé en silencio mi palma que ya nunca sería bendecida y, como siempre, tuve una de esas sensaciones raras que me producen razonamientos pseudo filosóficos. Había algo conmovedor en ese ramo que no cumplió su objetivo que me hizo tomarle un cariño especial como a ninguno de los otros ramos que usé a lo largo de mi vida. Hasta supe que lo guardaría en mi cuarto cuando llegara a casa (y así lo hice).

Pero esa no fue la única palma no bendita. Cuando salimos, los vendedores de ramos ya se habían ido. Al costado de la vereda de la iglesia, quedó un montoncito de basura que dejaron. Entre la basura, había un par de ramos que evidentemente no se llegaron a vender. Y otra vez la sensación rara y el instinto pseudo filosófico. Me agaché y tomé los ramos, consciente de que la gente que salía del templo me miraba algo extrañada. A mi mamá le dije que iba a llevarlas para juguete de mi gato, que se vuelve loco (entre otras cosas) por las hojas de palmera, su movimiento y el ruidito que hacen. Pero la verdad era otra. Otro fue el significado que tuvo para mí el gesto de sacar esos ramos de entre los desechos. No me parecía justo que porque no hayan pasado por el “rito” de la bendición fueran considerados basura. Quise darles un lugar en el mundo, que vieran que existía algo más allá de la religión para la cual supuestamente estaban destinados. Me salió la rebeldía.

Y así me fui, más contento que nunca con mis palmas no benditas.


Saludos sin bendecir.

Acho.

PS: Hoy no hay PS... No tengo nada que recomendarles...

5.4.06

El refugio de vidrio


Muchas ventanas para romper
o
"Filósofos por naturaleza"
según el profe

Dice Joseph Campbell en su libro "El héroe de las mil caras" (mi "libro de texto" a lo largo de este viaje imaginario), y transcribo el trozo a pesar de ser largo sólo porque me gusta mucho:

"Una palabra casual, el olor de un paisaje, el sabor de una taza de té o la mirada de un ojo pueden tocar un resorte mágico y entonces empiezan a aparecer en la conciencia mensajeros peligrosos...
Son peligrosos porque amenazan la estructura de seguridad que hemos construido.
Pero también son diabólicamente fascinantes porque llevan las llaves que abren el reino entero de la aventura deseada y temida del descubrimiento del YO.
La destrucción del mundo que nos hemos construido y en el que vivimos, y de nosotros con él; pero después una maravillosa reconstrucción de la vida humana, más limpia, más atrevida, más espaciosa y plena... ESA ES LA TENTACION, LA PROMESA Y EL TERROR DE ESOS PERTUBADORES VISITANTES NOCTURNOS DEL REINO MITOLÓGICO QUE LLEVAMOS ADENTRO."

Entonces... así nos encontramos un día: plácidamente acomodados en esa estructura de supuestas seguridades que hemos creado, buscando vivir en paz en ella, para decir que tenemos una casa. Y todo va bien, hasta que descubrimos que nuestro refugio está hecho de vidrio, que todas esas certezas que creemos tener no son tales. Y justo cuando nos damos cuenta, inconscientemente, empezamos a arrojar piedras sobre nuestro frágil techo de cristal (o quizás sea al revés, nos damos cuenta de su fragilidad cuando empezamos a arrojar piedras). No importa, ha llegado el momento de las dudas, el primer atardecer del alma. La granizada de preguntas.

Un profesor nos dijo que el ser humano es filósofo por naturaleza, que nadie se escapa alguna vez de las preguntas que buscan respuestas trascendentes y nunca las encuentran.

Pero, quizás haya una diferencia... Algunos construyen sus refugios con vidrios blindados. Blindados por la cultura en que se han criado, blindados por el modelo de felicidad que han absorbido, blindados por el polvo de los sueños juveniles que se negaron a seguir. Entonces, si inevitablemente a veces arrojan un guijarro, éste rebota sin causar el menor daño.

A otros, apenas nos alcanzó para el vidrio más barato. Porque buscamos algo más que seguir el curso del río, porque nuestro modelo de felicidad se aparta un poco del común, aunque sea apenas unos milímetros. Porque esos sueños imposibles todavía los seguimos soñando. Por todo esto, no pudimos blindar los vidrios y estos caen ante los pesados cascotes que le son arrojados.

Ya hablé de mi reprimido afán destructivo y de la belleza de las casas abandonadas, la inquietante y melancólica hermosura de la decadencia. Hoy, antes de alejarme por el camino de un viaje que no sé adonde habrá de llevarme, voy a divertirme rompiendo las ventanas de mi refugio de vidrio. No por malo, sino por pura sumisión al destino, a la destrucción previa y necesaria para la evolución y a la transformación.

En mi recuerdo, mi refugio permanecerá bello, y cuando esté lejos lo contemplaré sin verlo. Y quizás alguna vez vuelva. Y la casa buscará en vano encontrar a quien hoy ve partir, en el extraño que mañana se reflejará en los vidrios rotos.

Saludos.

Acho

PS: para los que disfrutan como yo de la belleza de los lugares abandonados, vayan dos páginas donde encontrarán con qué darse el gusto.
http://www.xs4all.nl/~kazil/etzweiler.html
http://users.pandora.be/a-p/thumbnails.htm
(en esta última dos recomendaciones especiales: la mística belleza de Castle of Mesen y el dolor en la última nota sobre Compagnie Maritime Belge. Para los que saben inglés, los textos complementan lo maravilloso de las fotografías)
La imagen de arriba es de Photowheel - Graffiti Palace. Link directo: http://users.pandora.be/a-p/graffitipalace01.htm

3.4.06

La casa abandonada

Nunca fui un niño violento sino en mis deseos más ocultos. Nunca arrojé piedras a los pájaros ni rompí mis juguetes por el mero afán de liberar la energía destructiva que en todos (creo) anida. Ese resabio de conciencia de nuestro destino último que no es otro que la destrucción de la tumba. Hasta ahí lo confirmado, lo que viene después es bastante contingente.

Quizás por esa fijación destructiva que nunca dejé salir, siempre me han llamado la atención las casas abandonadas. Es una de mis tantas obsesiones estéticas. Encuentro en ellas una belleza que me conmueve profundamente, y que surge de su destrucción y abandono, de la decadencia de una gloria de tiempos pasados, de la fuga de los espíritus humanos que un día la habitaron, para preparar la llegada de uno nuevo, un alma propia que se alberga bajo las carcomidas paredes de la estructura.

Si yo fuera una casa, probablemente me parecería a una casa abandonada. Pero, ya que estamos, quisiera parecerme a una casa verdaderamente abandonada, donde no penetre un solo ente humano: ni dueños, ni marginales. Un esqueleto de cemento frío, por donde la soledad campee a su gusto, marcando en la capa de polvo cada una de sus pisadas. Un edificio antiguo y lleno de recodos donde aniden las alimañas de las dudas. Donde el olvido se acomode en los muebles y la nostalgia salude desde las vajillas en desuso. Una casa donde la luz eléctrica ya no se encienda y un montón de tejas rotas dejen ver un retazo de cielo nocturno y estrellas.

Nos esforzamos por construir perfectas nuestras fachadas. Queremos ser esa mansión en la avenida que todos los transeúntes admiran. Me incluyo. Pero mi fachada de casa perfecta es apenas como una de esas escenografías de películas. Cuando llegue el momento, el mundo de cartón será desmontado. Y detrás surgirá la casa abandonada, bella, a pesar de todo.


Saludos Felinos.
Acho.


PS: la imagen la saqué de esta página http://www.charite.de/bbeo/images/wett04/fotowett04.htm . Les diría de qué se trata, pero no entendí mucho porque estaba en alemán. Hay unas cuantas fotos interesantes, de todos modos.