26.12.06

Felices Fiestas

FELICES FIESTAS para todos
Un ABRAZO de su amigo
El TIGRE BLANCO



Pórtense mal y pásenla bien...

27.10.06

Las llanuras de Fuego y Ceniza

“¡Mal momento!” repetía el Extraño, totalmente obsesivo-compulsivo. “¡Elegiste un pésimo momento para partir!” Yo seguí armando mi escuálida mochila con algunas de las cosas que llevaría al famosísimo viaje sin prestarle mucha atención. Para él, yo todo lo hacía mal, así que ya ni me interesaba averiguar por qué se quejaba esta vez.

“¿Te das cuenta de la situación en que nos pones?” continuó. Hastiado, pregunté qué rayos le pasaba ahora. “Elegiste el peor momento para iniciar este viaje”. Creo que le ladré un “¿por qué?”. Me dijo que yo estaba a punto de empezar otra cosa: los espantosos exámenes finales de la universidad. Claro, bastante consciente estaba yo de ello. Pero no terminaba de comprender qué importancia podía tener eso para el mundo surrealista en el cual nos encontrábamos el Extraño y yo. Máximo, me robaría un poco (muuucho) de tiempo para dedicarle al viaje.

“Una vez que el viaje se inicia, este mundo y el otro se conectan de un modo inquebrantable. Lo que te suceda en el Otromundo se reflejará aquí, y quizás viceversa, lo que es todavía más peligroso. En el Otromundo atravesarás tu momento más difícil del año. Eso aquí será como atravesar ardientes llanuras de Fuego y Ceniza, sin horizontes de esperanza por delante, por muchos días. Ten cuidado futuro héroe, no te pierdas en alguno de los dos caminos, podrías perderte irremediablemente en el otro. Sobre todo cuida de no perderte en el Otromundo, que si lo haces, ni yo podré salvarte”

Paré de acomodar las cosas por un rato y me dejé caer en un sofá cubierto por una empolvada sábana gris, como la mayoría de los muebles de La Casa. Reflexioné sobre sus palabras: cada fin de año se vuelve tétrico para mí. Cierto que soy un alumno bastante decente, pero cada año, los exámenes son mi prueba de fuego. Siempre creo que no llego, pero al final, con la ayuda de un ángel guardián termino alcanzando. El final suele ser feliz, pero el nudo de la historia es siempre un caos. Mi carrera no me convence del todo, no quiero ejercer, no quiero litigar en este edificio de perdición (de la cordura) que es el tribunal. No estoy de acuerdo con los métodos de enseñanza de la universidad (memorizar códigos y leyes… ¿se les ocurre algo más mediocre?) y estudiar me resulta una tortura china (aún cuando esté consciente de cuán afortunado soy por estar en el 1% de la población que accede a la educación terciaria). Y me desespero por rendir todas las materias en la primera oportunidad para después tener vacaciones en paz, porque estudiar en verano se me figura el círculo más profundo del infierno de Dante. Y este año, al estrechísimo período de tiempo en que acomodamos (mal) nuestras materias se suma un desafío más: ya trabajo, ya soy un ciudadano productivo. O sea que tendré menos tiempo todavía.

Para empeorar, mis últimos parciales fueron un fiasco. Por vergüenza, uno no debería presentarse así de mal preparado. Pero parece que me olvidé la vergüenza y el ánimo para estudiar en alguno de los cursos inferiores.

Me levanté del sofá y observé mi leve equipaje, con las manos en la cintura. Dejé escapar un bufido y cruzamos mirada con el Extraño. “¿Esperamos un poco para partir?” Hice un gesto negativo. Si yo quiero ser héroe un día, sólo me queda enfrentar las noches oscuras y sin sueños. Si él quiere ser maestro, tendrá que ayudarme a pasar este pseudo infierno.

“Sigamos armando los bolsos. Apenas terminemos, nos lanzamos a las llanuras de Fuego y Ceniza”, aseguré.

Creo que los dos quedamos satisfechos: tendríamos la oportunidad de ver de qué madera estaba hecho cada uno.

Saludos Felinos.
Y saludos del Extraño.




PS: La imagen la encontré cuando buscaba imágenes de guerra, para un trabajo de la universidad, en esta dirección: www.hondurasart.com/gallery/adrian/aaa. Todavía no tuve tiempo de investigar bien de qué se trata, pero me gustó y les doy el dato, por si quieren curiosear ustedes.
PS2: Si no nos ven mucho por acá, ya saben... Exámenes... Llanuras de fuego y cenizas...

15.10.06

Negocios Negociados

De negociados y demás están repletas las páginas de los diarios. Así que este humilde y desierto blog no podía ser la excepción. La vida es un constante tira y afloje, una eterna necesidad de ir transando (en los dos sentidos en que este término puede entenderse ;) ). Por eso nos sentamos los dos ante una desvencijada y polvorienta mesa, sobre la cual pusimos deseos, necesidades, requerimientos, lo que estábamos dispuestos a ceder y finalmente negociamos una solución al asunto. No se hagan ilusiones, no estoy hablando de mi novia y la imposible posibilidad del martirimonio, así que no van a estar invitados a ninguna boda y/o funeral. No van a farrear gratis a mi costa, entiéndanlo.

Aunque la historia les vaya aburriendo (lo muestra la abrumadora cantidad de comentarios del último post), me encontré con El Extraño. Fui hasta La Casa, como un día le había prometido. Pero nada de tortas de canela y café, ni galletitas de salvado no me invitó el pelotudo ése. Cuando llegué me salió con el cuento de que era yo el que tenía que llevar el picnic, que acaso había visto alguna confitería alemana por los alrededores como para que él pudiera hacer las compras.

Entonces, dejando de lado la comida, nos sentamos a hablar. Y entonces me empezó a comentar sobre un lugar, donde yo podría, de verdad y si quisiera, iniciar un camino del héroe que a lo mejor, algún día, me convierte en algo semejante a lo que deseo. “Laciudad”, me dijo que se llamaba el lugar. Qué original… La-Ciudad… Lógicamente le pregunté qué clase de lugar es ése. “Es como un interior reino de nada”, dijo. Yo lo miré fastidiado. “Ese es el título de un libro, no te hagas del genio”. “Bueno, pero expresa bastante bien lo que significa el lugar del cual te hablo. Vas a verlo si vamos, es un lugar donde los cuadros de Dalí te parecerían una expresión del hiperrealismo”. Si quería asustarme como siempre, esta vez no lo logró. Lo observé en silencio un rato y noté que aún cuando los dos compartiéramos la misma apariencia, los mismos rasgos, en conjunto éramos bastante diferentes. El extraño tenía una mirada mucho más perversa, mucho más segura de todo que yo, y aún cuando sus ropas estuvieran más desgastadas y pasadas de moda que las mías, se veía mucho más ‘gentleman’ que yo. Cuando se volteó, me llamó la atención una profunda cicatriz que enmarcaba su rostro del lado derecho, entre las cejas y la mandíbula. Me sentí tentado a preguntarle de dónde la había sacado, pero preferí dejarlo para más adelante.

“Vamos, cuando quieras” le dije, “¿qué hace falta?”. El Extraño sonrió, con esa misma sonrisa de siempre, entre pérfida y sarcástica. “Impulsivo, como siempre”, murmuró. “¡Quién te entiende!” exclamé, “o impulsivo o incapaz de tomar decisiones. No se te da el gusto a vos…”. “Bueno, vamos, futuro Sir Tigre Blanco. Volvé dentro de unos días. Yo tendré todo listo para la partida.” “¿No hace falta que traiga nada? ¿No querés que compre nada del super?”, pregunté recordando el incidente de la torta y el café. “Al lugar a donde vamos, de nada podrían servirte unas cuantas cosas compradas”, afirmó, con esa cara de predicador fanático que empezaba a ponerme nervioso.

De repente me acordé de algo, por algo el título habla de negociados. “¿A cambio de qué voy a contar con la maravilla de tu ayuda?”, pregunté, ya tan sarcástico como él. “Vas a necesitar un guía en Laciudad, un maestro… Hace mucho que deseo representar ese papel.”


Y bueno… Hay cosas peores…
Nos vemos para la partida.

Saludos Felinos.
Acho.



PS: el cuadro, evidentemente, es de Dalí. "La tentación de San Antonio".

3.9.06

Mail del Extraño



Para: ignaciomoro83@hotmail.com

Asunto: ¿Y después?


¿Y después, Tigre Blanco? Quedaste en que ibas a volver a pasar por La Casa. Y sin embargo soy yo el que tiene que figurárselas con esta máquina obsoleta que tengo acá, para entrar en tu blog denso y descubrir que "El héroe se ha perdido".

Para ser sinceros, no pude menos que reír ante tu melodramático post. Podría empezar a destruir tus argumentos uno a uno, desde el título. Decir por ejemplo, que cómo rayos se te ocurre poner "El héroe" si bajo ningún punto de vista sos tal cosa. No sé en qué parte de tu pueril camino te creíste lo suficientemente grande como para atribuirte ese título. Como ya estás viendo, todo el mundo cae de su ego de vez en cuando, así que, tratá de que no sea tan alto, para que no te rompas muchos huesos al chocar contra el suelo.

Segundo: perdido siempre estuviste. Eso no es nada nuevo. Contame una de cowboys, como suele decir tu mamá. O chocolate por la noticia, como dicen tus amigas. Tus pasos nunca fueron firmes hacia ninguna dirección. Siempre dudaste, siempre fuiste un holgazán que hizo las cosas a medias porque tiene terror de comprometerse. Sea comprometerse con una persona, con una idea, con un trabajo o con una vocación. Lógicamente, hermano, vas a andar perdido. Como un náufrago incapaz de aferrarse a nada. Sólo que tu caso es peor, porque no querés aferrarte a nada. Y como dicen por ahí: no hay peor ciego que el que no quiere ver. Vamos a ver cuánto tiempo más sobrevivís a la deriva.

Ahora voy a ser mínimamente más agradable contigo: hay muchas cosas para las que servís, pero quizás una o dos que podrían convertirte en algo grande, muy grande. Yo, más que nadie, quisiera verte tocar el cielo con las manos, porque un poquito de ese triunfo me pertenecería a mí también. Entonces, la cuestión es así. Aunque te duela, Ignacio, es hora de empezar a tomar decisiones. Elegir lo que es verdaderamente importante. Estás por cumplir veintitrés años. Después no te vas a dar cuenta y tu vida va estar en la cuesta descendente. Y ahí te vas a lamentar y voy a tener que ser yo otra vez quien se trague tus plagueos. ¡Qué densidad de solo pensarlo! Mi recomendación es que pares un poco y te plantees las cosas. No podés con todo, superman, y ya es hora de que lo vayas entendiendo. Elegí, como amigo te lo recomiendo.

Otro consejo: no tengas tanto miedo. Yo sé lo que te hace temblar por las noches: le tenés un terror crónico al fracaso. Y lo más simpático es que, de tanto que le temés, empezás a quedarte paralizado y a aceptar a ser un fracasado, sin siquiera haber intentado triunfar. Extraño los días en que escribías sin pensar en la opinión de nadie, sin juzgarte tan duramente tomando como vara los gustos de los otros, esos otros que, a fin de cuentas, son más sombras que el que te escribe ahora. En aquellos días, tus ojos tenían un brillo diferente y de verdad sentías placer en inventar historias. Hoy sos un aburrido más preocupado por tener un "buen estilo" que otra cosa. Lo cual no está mal, pero tampoco es para exagerar.

En fin, este mail ya está muy largo. Especialmente teniendo en cuenta que a vos las cosas te entran por un oído y te salen por el otro.

Hagamos esto: pasá por la casa y charlemos un poco. Te invito un café con torta de chocolate y canela. Prometo ordenar un poco la casa y no ser tan pérfido ni mala onda como siempre. Hay muchas cosas que yo podría mostrarte. Y sé que hay otras que vos tenés para aclararme.

Espero que vengas pronto.


El Extraño.

10.8.06

El Héroe que se ha perdido

Me habría gustado presentarme al concurso de cuentos que cerraba mañana, 11 de agosto de 2006, pero repentinamente se ha tornado imposible. Quise salvar mi irresponsabilidad, poniendo a punto un viejo cuento que ya presenté en otro concurso y pasó sin pena ni gloria. Y fue entonces que me di cuenta de que sería una farsa: ese cuento no me pertenece. O mejor dicho: ya no me pertenece.

No sé en qué momento de este año ni en donde se perdió el autor de esas letras. Hoy ya no sé quien era, y menos todavía sé quién es el que las leyó y bajó el pulgar para las mismas, dictando una, quizás irreversible, sentencia de muerte y olvido. No sé como habla el tigre hoy, y ni el extraño de la casa abandonada parece querer abrirme las desvencijadas puertas para responder mis preguntas. Hay un idioma que se me ha perdido, y otro que aún no logro aprender, extraviado en una torre de Babel que empieza y termina en ninguna parte, y de la cual estoy prisionero, ansioso por salir, pero también con miedo.

Si alguna vez fui un héroe, si alguien un día me festejó las obras, hoy ya no soy el mismo. Hoy soy apenas como un loco, abandonado a su suerte y a los fríos vientos de la desesperanza, que se empecina en sostener una espada oxidada y sin filo, hambriento de aventuras, pero con los ojos vendados y las manos atadas.

Me siento algo angustiado: el que un día fui ya se ha ido, y el que habré de ser todavía no llega. No se le ve ni en el horizonte. Yo no dejo de llamarlo -¡qué no daría porque se apurara y viniera a romper la dura y desteñida crisálida!-, pero él aparentemente no puede o no quiere oírme. Y así estoy, incapaz de despertar de un sueño apático que se parece mucho a la muerte, condenado al agujero negro de ser cualquier cosa menos yo mismo.


Saludos Felinos.

Acho


PS: Debe ser la mejor imagen de una momia que ví en mi existencia. Aunque la vida haya abandonado a este niño hace varios siglos, parece apenas dormido. La poca diferencia que hay entre el sueño y la muerte.
Veanla exactamente aquí:
http://www.geocities.com/momiasonline/montanas.htm

PS2: Fue un día, gracias a un trabajo práctico de medicina legal (?) que llegué a una página buenísima llamada Momias on line, donde encontré imágenes increíbles y que me hizo sufrir mucho después, porque no podía acceder más a ella, porque decían que la estaban remodelando o algo así. Hoy, todavía no logro encontrar la versión nueva. Pero les dejo la dirección de la vieja, que es buenísima de todos modos.
http://www.geocities.com/momiasonline/index2.html
Ah! y tómense unos minutos para leer la queja del webmaster. Así nos va en la cultura...

31.7.06

Pacta sund servanda

(o el principio de que “los pactos deben ser cumplidos tal y como fueron pactados”)

Volví, me extrañaron, estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano por aprender a fingir al menos que puedo comportarme como un adulto responsable... Todas ésas son noticias sabidas. Lo que probablemente no sepan, es que esto último agota mis fuerzas de superhéroe y llego a las últimas horas del día -las que antes eran mis horas de brillante creatividad (?)- tan cansado que ando teniendo menos inspiración que la mitad de un ladrillo. Así, con mis musas dormidas, extraviadas o de juerga, luego de mantener con una amiga querida una entretenida charla que nació como consecuencia de un foro de inexpertos y la reacción que éste produjo en ella, fue que se me ocurrió preguntarle sobre qué le gustaría leer en este blog tan productivo llamado Tigris Albus. “Voy a dedicarme a complacerte”, le dije, lengualarga como siempre. Y a raíz del hecho que dio nacimiento a la confidencia que a ella le hice y ahora les estoy por hacer a ustedes, es que me decidí por el título que corona este artículo aún cuando dudé entre otros posibles como “El Tigre políglota” o “Diccionario Holandés Básico Ilustrado”.
La verdad es que no leí el foro que me mencionaron, más que nada por culpa de mi conexión a internet (que últimamente usarla es más difícil que hacer arrancar un avión empujándolo), pero creo que basta con la frase que me citaron para imaginarse por qué línea iba: “el centro es la dificultad que acarrea el hecho de que las mujeres no sepan lo que les gusta a la hora de que sus parejas intentan hacerlas felices”. Por si no se dieron cuenta todavía, el foro trataba sobre “el orgasmo femenino” y según mi amiga, hacía falta la opinión de un experto ;) .

Intro: Habemos de todo en la viña del Señor.
El título parece muy de misa, pero la verdad es que mi mamá siempre decía esa frase cuando observaba alguna persona extraña, desubicada, loca, es decir que su comportamiento no era el del “común” de la gente. Otra vez dudé entre éste y otro título, pero como el otro -De las cuatro clases de hombres- sonaba muy de revista Cosmopolitan, me quedé con éste. Y ahora paso a detallar esta interesante clasificación de los representantes del sexo masculino que me refirió una compañera de universidad en un asado al que asistimos.
“Hay cuatro clases de hombres, si los clasificamos por su comportamiento en la cama”, dijo mi compañera. Yo traté de apartar un poco las nieblas del alcohol para prestarle atención, porque ella sabe inspirarse cuando hay bebidas espirituosas de por medio. “Están los Analfabetos Funcionales, los que por lo menos castellano entienden, los que “hablan” inglés, y los políglotas”. Debo anotar que ella captó mi atención por completo.

1. De los Analfabetos Funcionales.
Dicen en mi tierra (y seguramente en la de ustedes también) que son analfabetos funcionales los que aprendieron a leer y escribir pero no entienden lo que leen (después también estamos los “ñembotavy”, que nos hacemos nomás de que no entendemos -lo que leemos, lo que vemos, lo que se nos dice, etc.- cuando nos conviene). Si consideramos a la escritura como un conjunto de signos, el que no entiende lo que lee, no entiende los signos. Y sucede que las historias que se escriben entre las sábanas se fundan también en una serie de signos, lastimosamente no tan convencionales como las letras del alfabeto, pero comprensibles al fin. Entonces, siguiendo la clasificación de mi compañera de clases, los Analfabetos Funcionales son la desgracia más grande que le puede tocar a una chica en la cama. Son esos tipos que no entienden las cosas ni para atrás ni para adelante (esto suena medio zafado, jeje), ni aunque se los guíe como a alguien que recién está aprendiendo a conducir. Esta es, definitivamente, la clasificación en la cual ninguno de nosotros querría caer.

2. Los que por lo menos Castellano entienden.
Es el individuo común. El que terminó la secundaria y adquirió los conocimientos básicos para batallar en la vida. No son un regalo de reyes, pero con un par de señales claras se pueden obtener cosas satisfactorias, según ella.

3. Los que “hablan” inglés.
Les pasará también a ustedes que tienen un amigo que canta las canciones en inglés a los gritos y no acierta ni una palabra. Pero ellos están convencidos de que por escuchar mucho a U2, a Nirvana o a los Rolling Stones, están al mismo nivel que los angloparlantes de nacimiento y hasta son capaces de poner en su curriculum que tienen un conocimiento avanzado de inglés. Dice mi amiga que estos especimenes son tan o quizás más desagradables que los analfabetos funcionales, porque estos últimos al menos reconocen sus limitaciones, pero los otros creen que están haciendo maravillas, cuando que la están embarrando hasta el fondo.

4. LOS POLIGLOTAS.
Entienden cualquier “idioma” e incluso cuando les cambian los signos y también esas palabras complicadas que parecen similares pero no lo son y existen únicamente para confundir. Esta es la clase de gente con la que da gusto “hablar”, según ella.

5. ¿Y por casa cómo andamos?
“¿Y vos, Acho?”, me preguntó directamente, ¿Analfabeto, hispanohablante, “angloparlante” o políglota?”. Por supuesto que le respondí: “Políglota”, ¡miren si yo iba a hacerme de menos! “¿Y hasta que idioma llegan tus conocimientos?”, volvió a curiosear. “Holandés”, dije, cero modestia. Ella me miró con los ojos abiertos como un dos de oro: “¿No me digas que con la amiga de...?”. Yo me reí como toda respuesta. “Sos de lo peor”, dijo, con los ojitos entrecerrados en esa expresión de maniática. “Soy el mejor recuerdo para llevarse de este país”, concluí, vanidoso como siempre.

Para la próxima entrega de estas confidencias no tan confidenciales, la principal anécdota que avala mi currículum de políglota.

Saludos Felinos.
Acho

PS: Quise tomar prestado al Elefante Rosado Holandés, creación artística de mi amigo y tocayo Ignacio Parietti, producto de una noche de charlas inspiradas y, creo yo, de algo de hierba también por ahí, pero el animal rebelde no quiso subir a este blog, o no pudo pasar por mi lentísima conexión.
El que quiera conocerlo, que vaya a
Ahí lo van a ver, con su amigo el erizo que a veces se pone medio zafado.

Volví =D

VOLVÍ!!!!


Admitan que me extrañaron... =)

Abrazos Felinos.

Acho

15.6.06

El Tigre... ¡encerrado en el zoológico!

Estuve ausente por motivos ajenos a mi voluntad y hoy aparezco sólo para despedirme por un tiempo. Al Tigre lo encerraron en el zoológico, y como todo animal salvaje encerrado, no porque así lo desee, sino porque no le queda otra.

Una conjunción de fenómenos habrán de alejarme de estas sendas por varios y largos días. Nada grave ni malo, pueden quedarse tranquilos. Sólo una pila de obligaciones que cumplir. No sé si podré darme una vuelta de vez en cuando, veremos si puedo escaparme por lo menos hasta el ciber. De todos modos, a los que se acordaron de mi existencia les digo gracias, y les cuento que yo también los estuve extrañando y los extrañaré igualmente en las semanas venideras.

Entonces, ahora hago lo que el cuidador Destino (o "pestino" como le dicen algunos...) me manda. Después de todo, eso es la vida, eso significa ir haciéndose adulto.

Saludos Felinos.

Acho.
PS: explicaciones más claras y completas en el foro, por si alguien le interesan. Cosa que dudo.

17.5.06

El punto de vista del Extraño

“A veces una vida no basta para conocer al extraño que nos habita”
(lo dijo alguien, no recuerdo quién)

Me veo en la necesidad de dejar mi egolatría de lado por un rato, y permitir que otra voz aparte de la mía resuene en el silencio de este blog. Les dejo con él, para que escuchen su versión del cuento. Saludos Felinos. Acho.


Soy el Extraño. Y sé que cuanto ustedes desean saber es lo que ocurrió el día en que “el Tigre Blanco” y yo nos vimos las caras. Entonces voy directo al grano.

Supe que llegaba desde que oí el chirrido del portón. Tanto tiempo de habitar en una casa abandonada y conocer sus sonidos y silencios, le facilitan a uno saber cuándo llegan las novedades, cuándo llega la diversión. Lo observé por una de las ventanas de vidrios rotos, él no me vio ni por equivocación. Estaba embelezado observando las plantas y las flores como un tonto. Escuché sus pasos dubitativos sobre la madera del zaguán, luego el retumbar de sus pisadas en la vacía primera estancia. Me mostré en la escalera, para ver si de una vez decidía concentrarse en lo importante de todo este asunto. Me vio y se lanzó casi corriendo hacia mí. Mi plan había resultado: había captado su atención tan dispersa. En ese aspecto (y en muchos otros) es igual a un niño de seis años.

Lo esperé en uno de mis cuartos favoritos de todo este enorme lugar en el que estoy agradablemente confinado: la habitación repleta de viejos y arrugados papeles. Ellos son recuerdos de otras épocas o ideas que todavía no han llegado a materializarse. Para ser sinceros, la mayor parte de nuestra producción se encuentra en este cuarto. Lo que guardamos en el otro, más ordenadamente, es totalmente relativo y casi sin valor. Lo aguardé sentado en el sillón, de espaldas a la puerta y de frente a la ventana, fanfarroneando una especie de recreación del famoso relato “Continuidad de los parques” que algún día tanto nos gustó a los dos. Se me hace que ni se dio cuenta de todo el teatrito y su significado más profundo. Últimamente tiene la cabeza en cualquier parte. ¿Será que los lectores de su blog son un poco más despiertos y lo comprenden?

Sí le llamó la atención lo que yo tenía sobre el regazo. Una máscara veneciana les dijo él, porque le gusta hacerse del culto. Hablando sin rebusques podemos decir: una máscara de carnaval. Esto me imagino que lo entendió, hasta alguien como él debería comprenderlo fácilmente. Se lo quise hacer notar porque es algo que me fastidia: él se cree un genio por esconderse bajo una máscara. Tanto se esconde que lo más probable es que vaya convirtiéndose en esa máscara, mientras yo me hago cada vez más sombra y toda la casa se desmorona todavía más con cada terremoto que por su culpa la agita. Va a llegar el día en que todo se vendrá abajo. Eso es simplemente inevitable.

Cuando me vio, se me quedó mirando como si fuera un fantasma. Aparentemente algo era diferente a lo que él imaginaba, ya les contará el tigre qué cosa fue, yo no quiero extenderme en suposiciones. En cambio, para mí fue exactamente lo que esperaba. Porque aunque él se olvide de mí por largas temporadas, yo no dejo de observarlo.

Intercambiamos un par de palabras y le invité a recorrer la casa. Le hablé de cada habitación, de cada vidrio roto, de cada mueble desvencijado. Le dije lo que yo sabía, porque tampoco a mí me es dado conocerlo todo. Él se quedaba callado y no podía disimular su desconfianza. Ni su miedo. A pesar de que me tiene cariño, él cree que yo soy oscuro y algo maligno, que es mejor mantenerme encerrado en esta mansión derruida. Yo no me hago problemas, lo acepto. Aún cuando preferiría que él comprendiera que eso no es lo más conveniente. Ninguno de los que quiso enterrar a su yo más profundo terminó bien el cuento. Cuando se iba, yo le dije que lo mejor es el equilibrio, que cada uno tengamos nuestro espacio. No sé si me escuchó. A lo mejor, sería bueno que ustedes se lo hicieran comprender.


Gracias por la paciencia.

El Extraño.


PS del Extraño: Le hice el favor al fulano ése de ilustrar este post con otra de sus imágenes favoritas, que encontró en esa página http://www.abandoned-places.com/ .
Ésta, específicamente pertenece a “Compagnie Maritime Belge”, que ya recomendó en otro post anterior, y cuyo link directo es éste:

Creo que algo que todavía no hizo es citar el nombre de quien toma todas estas fotografías que tanto le gustan y cumple su sueño frustrado de hacer esas exploraciones urbanas en lugares abandonados: un belga de 37 años llamado Henk van Rensbergen. Algún día le haremos llegar nuestras felicitaciones por su página.

8.5.06

El extraño que habita la casa abandonada


Hay cosas agradables y simples en la vida. Una de ellas es que alguien le regale a uno imágenes o palabras que sirvan para azuzar todavía más la ya de por sí briosa imaginación.

Entré un poco tarde a la clase y ahí estaba el profesor explicando la etimología de la palabra “Ética”. Y entre las explicaciones alabó la sabiduría de los antiguos griegos, cuyo vocablo “ethos” significa ‘conducta’, ‘carácter’ y a la vez ‘morada’. “Vean la importancia”, decía el profe, “nuestro carácter es nuestra casa”. “Y esta casa puede ser de muchas maneras: con techo, sin techo, fría, ordenada, un desastre…”. En cuanto a mí, creo haber ya dejado en claro mi tipo de casa con anterioridad.

Esas palabras bastaron para que, aún cuando mis ojos permanecieran fijos en lo blanco de la pizarra, yo me encontrara lejos, muy lejos de esos apuntes de clase que hacía segundos estaba tomando. Yo caminaba veloz, casi corriendo de repente, hacia la casa abandonada tan querida, y, algunas veces, también temida. No lo sabía aún, pero tenía una cita.

Cuando llegué al portón de entrada, no pude evitar dejarme seducir por su belleza: desde la entrada, la casa, era todo lo que había deseado alguna vez en la vida. Un profundo jardín prácticamente invadía los costados de un delgado sendero de prolijos adoquines. Había flores, árboles, arbustos y también mucha maleza. Aún así, desde afuera lucía como un paraíso.

Debo confesar que fue un poco complicado entrar. Las cerraduras del portón estaban algo oxidadas por la aparente falta de uso. Cuando por fin lo logré, anduve despacio por el sendero, admirando el hondo bosque que amenazaba con tragárselo, como quien se asombra ante una gran catedral. En el fondo estaba la casa, casi un castillo. Con sus ventanas desvencijadas y sus vidrios rotos, con un par de puntiagudas torres mayormente destechadas.

Atravesé el zaguán con pasos crujientes por la vieja madera y las hojas de otoño. Empujé la puerta, que estaba entreabierta y era muy pesada, de una madera oscura y algo desgastada. Una vez adentro, percibí el olor a frío y a cerrado. Los grandes ventanales estaban muy sucios, pero la luz se colaba en gruesos rayos a través de las roturas. El sonido de mis pisadas resonaba en todo el espacio vacío. En lo alto de la escalera principal, se recortaba una figura que era más como una sombra. Parecía haber estado esperándome. Yo, en mi interior, sentí una ansiedad como de primera cita, consciente de que también lo estaba buscando. La figura se volteó y desapareció por uno de los pasillos. Yo apuré el paso por las escaleras y corrí hasta donde la luz se escapaba apenas de una estancia. Abrí la puerta, todo el suelo estaba cubierto de un desorden de papeles. Frente a la ventana, un sofá me daba la espalda. Sobre el apoyabrazos una pálida mano golpeteaba apenas los dedos. Me acerqué con cautela, temiendo ponerme frente a la figura, temiendo y sabiendo a la vez lo que iría a encontrar. En su regazo sostenía una máscara veneciana. Yo lo miraba sorprendido, él, impávido.

“Moro”, “Moro, Ignacio”, una compañera de clases estaba llamando la lista. “¡Eh!, ¡presente!”, respondí, de regreso a la realidad. Un poco más allá, el profesor seguía una discusión con algunos alumnos que continuaban quejándose de la posmodernidad. “Se ha perdido esa costumbre del momento de reflexión, del encuentro con uno mismo”, les decía el profesor. “Hay que recuperarlo”, concluyó.

Sí, hay que recuperarlo. Ya les contaré cuando vuelva a visitar al extraño que habita la casa abandonada.

Saludos.
Acho.


PS: La imagen pertenece a una de mis páginas web favoritas, abandoned-places.com. Fue tomada en el Castillo de Mesen. Visítenlo, vale la pena.
http://users.pandora.be/a-p/mesen.htm

PS2: Nada es nuevo en la vida. Si quieren leer un buen cuento sobre un encuentro con uno mismo, personalmente les recomiendo a Borges, con su cuento "El Otro".

29.4.06

Anti-Acho

Disfruta de tus contradicciones


Ocurrió en una fiesta de la universidad, llevada a cabo en una determinada discoteca. Todavía recuerdo claramente a una de mis compañeras comentarlo en el recreo, el lunes siguiente: “el viernes, todos ustedes estaban locos”. Varios de los compañeros varones, según ella y otras que apoyaron sus afirmaciones, nos comportamos de un modo inesperado, bien diferente a lo usual.

Juan* parecía un idiota total... Él que es más bien serio, con esa especie de onda ‘dark’. Bailaba reggaeton como si le hubiese picado un bicho y se iba corriendo detrás de cualquier ser que luciera como mujer. Daniel*, el bandido, estaba hablando con la nerd de la otra sección, de temas aparentemente muy profundos. Ignacio*, el otro gran bandido, estaba sentado, quietito, callado y serio en un rincón. Pedro* solamente tomaba gaseosa”. Y la lista continuaba. Todas las compañeras reían a carcajadas mientras la otra contaba lo que había visto. “Yo me preguntaba si el fin del mundo no estaría llegando ya”, concluyó.

A veces, se llega a entender determinados conceptos por lo que no son. Se definen de modo negativo, dicen los entendidos, o se interpretan ciertas afirmaciones “a contrario sensu”.

Descubrir lo que se es, la identidad, -lo dije ya en otro post-, me parece muy difícil. Pero no menos difícil me parece descubrir lo que no somos. Elaborar un personaje que sea exactamente lo opuesto a cada uno, un Anti-(acá el lector pone su nombre), sería también terriblemente complicado, casi tanto o más que elaborar uno que sea nuestra perfecta copia, con virtudes y defectos incluidos. Así como en la Fiesta del Fin del Mundo, según mi compañera de clases, varios sorprendimos con comportamientos que parecerían impropios e inesperados, hacemos lo mismo cada día de nuestras vidas. Quizás no de manera tan evidente, ni todos al mismo tiempo, como en aquella fiesta. Sólo por esto, estas actitudes aparentemente incoherentes con lo que somos pasan un poco más desapercibidas.

Todos teníamos nuestras excusas para explicar nuestro comportamiento en aquella fiesta: Pedro estaba tomando cierta medicación, por eso el médico le prohibió el alcohol, Daniel juró que estaba hablando de sexo con su amiga de la otra sección. A Juan le hizo mal el trago raro que pidió, y yo... no sé, simplemente no tenía ganas de usar mi máscara de juerguista esa noche.

Pero en verdad pienso que nadie es perfectamente coherente. Todos somos la moneda con sus dos caras. Y cada día, un poco de ese antagonista que nos habita, ése que se ubica en el otro extremo de nuestra misma línea, aflora aunque no lo notemos. Aunque no lo admitamos. Y según mi punto de vista, no es cuestión de sufrir por esto. Somos un cúmulo de muchas cosas, también de fuerzas adversarias. Por eso, cuando me sorprendo in fraganti siendo Anti-Acho, sólo sonrío resignado y me digo lo que alguna vez leí en algún lugar hoy olvidado: DISFRUTA DE TUS CONTRADICCIONES.


Saludos Felinos.

Acho


PS: Cosmo y Anti-Cosmo son personajes de la serie de dibujitos animados "Los Padrinos Mágicos". Anti-Cosmo es todo un gentleman, inteligente y malvado. Pueden inferir de ahí cómo es Cosmo... o ver la serie y descubrirlo por sus propios ojos.
Para los fans de Anti-Cosmo, si hay alguno pasando por aquí, les recomiendo "Black Magic. The Anti-Cosmo Fan Listing" http://anti-cosmo.atspace.com/

* Todos nombres cambiados para defender la intimidad de las personas ;)

25.4.06

Noche que no existió

Crónica gris de un fin de semana ajeno


Generalmente encaramos nuestras salidas nocturnas con las mejores ganas. Nos preocupamos por las ropas, por cómo nos vemos. Nos miramos al espejo preguntándonos si tenemos la tan deseada y relativa "onda". Los cazadores afilan sus garras y las supuestas presas exhiben lo mejor que tienen en cada paso.

Pero a veces, aunque todos los elementos estén reunidos, el resultado final es un fracaso. Algo, en las estrellas quizás, determina que ésa no será nuestra noche.

En la oscuridad de los antros todo se confunde. Otros son los parámetros con los cuales somos observados y clasificados. Los nombres quizás se desdibujan, no así los apellidos (ciertos apellidos). Y adentro, poco importa lo que somos, en comparación con lo que mostramos. En una noche de cacería, valemos en la medida que llenamos las expectativas ajenas. Como la esfera de la discoteca, brillamos con la luz que reflejamos.

En algún momento de mi fin de semana, caminaba solo, regresando una vez más de la barra, cuando encontré a una amiga, sentada solitaria en un sofá de la disco. Me senté a su lado y le pregunté si estaba todo bien. Dijo que sí, pero luego me señaló algo adelante. Un cierto sujeto (deseado por las mujeres si los habrá!) que desde hace tiempo cautivaba su interés, apareció con novia nueva. Una especie de Barbie Malibú andante, de esas que le dan a uno ganas de preguntarle dónde dejó el cerebro. Muy diferente a mi amiga en ese aspecto y en otros. Yo no supe qué decirle. Entonces le pregunté si no quería irse ya (tampoco era para mí la mejor de las noches). La invité a comer algo en el camino y me ofrecí a llevarla a su casa. Me parecía una tortura sadomasoquista su permanencia allí, observando deliberadamente las demostraciones de afecto entre Barbie y Ken. Se lo dije cuando caminábamos hacia el estacionamiento. Ella sonrió. Sus ojos iluminaban con el brillo helado de la resignación, de la conciencia de que probablemente nunca podría llenar las expectativas de ése a quien deseaba (pero quien de seguro no se la merecía). "Es apenas como ver una película", me dijo. "Uno se olvida pronto o al menos pretende haberlo hecho". "Un tiempo después se piensa solamente que una noche como ésta no existió".


Saludos Grises.

Acho.


PS: otra de Van Gogh para que se deleiten la vista. "Starry Night" o "La Noche Estrellada".

16.4.06

Conocer al Tigre en tres pasos

Guía para un viaje "tigre adentro"


Cuando tenía mis 17 años, como todo adolescente y más aún, como adolescente aspirante a escritor, era un dramático incurable. Las tragedias que golpeaban las vidas de los sufridos griegos, allá por los tiempos en que sus dioses caminaban todavía entre ellos, eran totalmente insignificantes, en comparación con las cosas que ocurrían en mi fuero interno. Mis desgracias eran directamente proporcionales al tamaño de mi ego. Bastante ilustrativo, ¿verdad?

Y en esta época hormonal y bipolar, llegó mi primera novia. Mucho antes tuve “amiguitas” por ahí, ya no era ningún neófito en ciertas cuestiones principalmente físicas, pero sí lo era en la complicadísima tarea de relacionarme sentimentalmente con otra persona. Y yo, que siempre fui un cachorro de tigre feliz de vivir en lo más oscuro de su cueva, de repente tenía que salir. Salir para mostrarme y salir para ver a la otra persona. Ambas cosas me parecían muy difíciles.

Era un tira y afloje constante que a veces se expresaba en palabras, y otras en silencios. Bueno, de ella eran las palabras, míos los silencios. Y no había forma de que nos entendiéramos, cada uno concentrado en sus respectivos requerimientos, incapaz de ceder a los pedidos del otro. Y nunca me olvido de ese cuento tan repleto de desilusión que escribí cuando cortamos, apenas cuatro meses después de la noche en que nos dijimos que nos queríamos, por primera vez.

El relato se titulaba “El viaje”, y cristalizaba esa especie de puñalada que recibió, a consecuencia de esta relación, mi ideal de “verdadera comunicación entre dos personas”. Yo me quise mostrar a ella en todo el esplendor de mi oscuridad. Le quise revelar esas rarezas que me constituían, esas reflexiones medio sacadas de contexto, todo eso que yo atesoraba con más cariño. Y a ella le bastaba con ser la novia de ese chico atractivo del curso superior, de quien tanto hablaba con sus compañeras. Quería que yo le dijera “te quiero” unas veinte veces al día, que fuéramos al cine, al shopping y a las fiestas, las consabidas satisfacciones físicas… y nada más. Y yo también quería cosas como esas, pero además tenía un gran universo negro adentro que bullía por revelarse. E imprudentemente se lo quise mostrar.


Primer paso: El camino.

Pienso que existe un camino base que recorrer en todas las relaciones. Sería prácticamente una autopista bien asfaltada y organizada. Quien más quien menos sabe como manejarse en esta parte de la vía, es prácticamente tan convencional como el encabezado de una carta. Seguimos ciertos pasos y ya estamos encaminados. A veces no faltan choques y roces, pero generalmente, nada que lamentar.
Pero de repente, casi sin darse uno cuenta, se pasa a un camino de tierra. Ahí ya hace falta ser un conductor más diestro. Recorrer senderos que nos lleven “tierra adentro” nunca es fácil, abundan las sorpresas a lo largo del mismo. Sería la segunda etapa del conocimiento de la otra persona. Ya pasamos lo superficial y constante, y empiezan a mostrarse las joyas y el barro. Actitudes que nos gustan, y también mañas y manías. Momento de sacar las uñas. Muchas parejas se quedan en esta etapa, se casan y llegan así hasta la meta última de sus vidas. Pero hay algunos desubicados que quieren avanzar todavía más.
Y se encuentran con que ya no hay siquiera camino de tierra. Hay que dejar el auto y bajarse a caminar. Es agotador y muchas veces infructuoso. Y cada vez es peor, porque el camino tiende a adentrarse en lo profundo de un denso bosque que amenaza con no revelarnos la salida.


Segundo paso: La casa recubierta de hiedra.

¡Mas el camino lleva a algún lado! Genial. Hay una casa en un claro del bosque, hecha de piedra fría y recubierta con la hiedra del abandono, con muebles y utensilios que son recuerdos de algún pasado, heredado o adquirido. Hay que ser educados e invitar a pasar. Claro que el polvo acumulado no causa una muy buena impresión y el huésped empieza a pensar que debe existir una buena razón por la cual el lugar no es muy frecuentado. Y por supuesto que la hay: en este caso no son muchos los llamados y son aún menos los elegidos. El dueño de casa es muy selectivo con sus invitados. Lástima que esto sea también un permiso de entrada a la dejadez.


Tercer paso: El gato negro y el ciprés.

¡Pero existen otros seres vivos en medio de tanto abandono! Un ronroneador gato negro, con alma de brujo y necesitado de cariño. Y un ciprés en la entrada, con sus pies de árbol en la tierra, pero que aún así mira las estrellas y sueña con irse a vivir con ellas. Los representantes de un injustificado rechazo a lo que vive escondido y no terminamos de entender, y de una oculta tristeza nacida de sueños que temen no ser cumplidos.


A esta pobre chica, mi primera novia, la llevé sin anestesia por estos tres pasos. Por supuesto, el resultado de la excursión fue catastrófico. Ella huyó despavorida y yo quedé bastante dolorido. Y todo podría resumirse en el comentario que, estando en la cantina del colegio, mi amiga oyó de sus propios labios y luego me lo volvió a transmitir. Dice que una de sus compañeras le preguntó a mi ex “¿Por qué cortaste con Ignacio?”. Y la respuesta fue “Ay, es muy lindo y todo lo que quieras, pero está bastante loquito”.


Saludos desde algún lugar del camino.
Acho.


PS: La pintura, ni falta hace que les aclare, es del genial Vincent Van Gogh: "Road with cypress and star". Si quieren ver obras de Van Gogh, pongan "Van Gogh" en Google y les van a llover las opciones jejeje. Hay mucho de lindo para ver.

10.4.06

Domingo de Ramos: Las palmas no benditas


Es un acuerdo tácito con mis padres. Ellos, especialmente mi mamá, saben cuál es mi opinión: creo en un ser superior, pero no estoy de acuerdo con ninguna de las religiones, autoproclamadas representantes de ese ser. Ni siquiera con la católica, a la cual pertenezco por bautismo, primera comunión y tradición cultural. Pero con la finalidad de preservar la paz familiar y no crear conflictos por algo tan vano como una hora por semana, no me quejo cuando tengo que ir con ellos a la misa. Mis padres tampoco son ningunos católicos fundamentalistas, están en desacuerdo con muchas de las “verdades” que la Iglesia intenta imponernos, pero por alguna razón que todavía estoy descifrando, este rito dominical reviste para ellos determinada trascendencia. Y yo prefiero dejar la rebeldía para otro momento.

Pero como somos gente de una cultura relativamente buena, amantes del humanismo, tampoco estamos como para aceptar todas las estupideces que dicen muchos sacerdotes. Y por eso somos medio nómadas, buscando una parroquia que nos satisfaga y no nos ayude a llegar más rápido al infierno a causa de cuán profundamente nos pueden molestar ciertas afirmaciones. Y justo hoy, domingo de ramos, volvimos a mudarnos porque el domingo pasado, el sermón fanatizado y la hipocresía de ciertas personas nos dio hasta acidez estomacal.

Volviendo a hoy, cuando estábamos por entrar, un nene le salió al paso a mi mamá y le ofreció “palma a mil”. Es decir, la palma, el ramo famoso, por mil guaraníes, una suma de lo más ínfima. Mi mamá agarró la palma y me dijo: “pagale vos”. Yo saqué dos mil guaraníes de mi billetera y le pagué con un mil al nene y con el otro mil a otro nene que me vendió una palma a mí. “Pero a esta hora ya no se bendice más”, le dije a mi mamá. Era la misa de las 19 hs. y las bendiciones son siempre a la mañana. La verdad que yo compré mi palma por pura gana de ayudar al nene con su venta. “Siempre se bendice de noche también”, aseguró ella. Entramos, la iglesia llena de católicos de semana santa, por supuesto. No había más lugar para sentarse y nos quedamos parados. Apenas empieza a hablar el sacerdote, dice: “y ahora continuamos con la ceremonia que ya se inició en el tinglado con la bendición de las palmas”. Mi mamá y yo nos miramos y no aguantamos una risa. “Con razón que había liquidación de palmas”, dijo ella.

Claro, por nómadas, no sabíamos el programa de esa iglesia y no llegamos para la ceremonia de bendición de los ramos. Yo observé en silencio mi palma que ya nunca sería bendecida y, como siempre, tuve una de esas sensaciones raras que me producen razonamientos pseudo filosóficos. Había algo conmovedor en ese ramo que no cumplió su objetivo que me hizo tomarle un cariño especial como a ninguno de los otros ramos que usé a lo largo de mi vida. Hasta supe que lo guardaría en mi cuarto cuando llegara a casa (y así lo hice).

Pero esa no fue la única palma no bendita. Cuando salimos, los vendedores de ramos ya se habían ido. Al costado de la vereda de la iglesia, quedó un montoncito de basura que dejaron. Entre la basura, había un par de ramos que evidentemente no se llegaron a vender. Y otra vez la sensación rara y el instinto pseudo filosófico. Me agaché y tomé los ramos, consciente de que la gente que salía del templo me miraba algo extrañada. A mi mamá le dije que iba a llevarlas para juguete de mi gato, que se vuelve loco (entre otras cosas) por las hojas de palmera, su movimiento y el ruidito que hacen. Pero la verdad era otra. Otro fue el significado que tuvo para mí el gesto de sacar esos ramos de entre los desechos. No me parecía justo que porque no hayan pasado por el “rito” de la bendición fueran considerados basura. Quise darles un lugar en el mundo, que vieran que existía algo más allá de la religión para la cual supuestamente estaban destinados. Me salió la rebeldía.

Y así me fui, más contento que nunca con mis palmas no benditas.


Saludos sin bendecir.

Acho.

PS: Hoy no hay PS... No tengo nada que recomendarles...

5.4.06

El refugio de vidrio


Muchas ventanas para romper
o
"Filósofos por naturaleza"
según el profe

Dice Joseph Campbell en su libro "El héroe de las mil caras" (mi "libro de texto" a lo largo de este viaje imaginario), y transcribo el trozo a pesar de ser largo sólo porque me gusta mucho:

"Una palabra casual, el olor de un paisaje, el sabor de una taza de té o la mirada de un ojo pueden tocar un resorte mágico y entonces empiezan a aparecer en la conciencia mensajeros peligrosos...
Son peligrosos porque amenazan la estructura de seguridad que hemos construido.
Pero también son diabólicamente fascinantes porque llevan las llaves que abren el reino entero de la aventura deseada y temida del descubrimiento del YO.
La destrucción del mundo que nos hemos construido y en el que vivimos, y de nosotros con él; pero después una maravillosa reconstrucción de la vida humana, más limpia, más atrevida, más espaciosa y plena... ESA ES LA TENTACION, LA PROMESA Y EL TERROR DE ESOS PERTUBADORES VISITANTES NOCTURNOS DEL REINO MITOLÓGICO QUE LLEVAMOS ADENTRO."

Entonces... así nos encontramos un día: plácidamente acomodados en esa estructura de supuestas seguridades que hemos creado, buscando vivir en paz en ella, para decir que tenemos una casa. Y todo va bien, hasta que descubrimos que nuestro refugio está hecho de vidrio, que todas esas certezas que creemos tener no son tales. Y justo cuando nos damos cuenta, inconscientemente, empezamos a arrojar piedras sobre nuestro frágil techo de cristal (o quizás sea al revés, nos damos cuenta de su fragilidad cuando empezamos a arrojar piedras). No importa, ha llegado el momento de las dudas, el primer atardecer del alma. La granizada de preguntas.

Un profesor nos dijo que el ser humano es filósofo por naturaleza, que nadie se escapa alguna vez de las preguntas que buscan respuestas trascendentes y nunca las encuentran.

Pero, quizás haya una diferencia... Algunos construyen sus refugios con vidrios blindados. Blindados por la cultura en que se han criado, blindados por el modelo de felicidad que han absorbido, blindados por el polvo de los sueños juveniles que se negaron a seguir. Entonces, si inevitablemente a veces arrojan un guijarro, éste rebota sin causar el menor daño.

A otros, apenas nos alcanzó para el vidrio más barato. Porque buscamos algo más que seguir el curso del río, porque nuestro modelo de felicidad se aparta un poco del común, aunque sea apenas unos milímetros. Porque esos sueños imposibles todavía los seguimos soñando. Por todo esto, no pudimos blindar los vidrios y estos caen ante los pesados cascotes que le son arrojados.

Ya hablé de mi reprimido afán destructivo y de la belleza de las casas abandonadas, la inquietante y melancólica hermosura de la decadencia. Hoy, antes de alejarme por el camino de un viaje que no sé adonde habrá de llevarme, voy a divertirme rompiendo las ventanas de mi refugio de vidrio. No por malo, sino por pura sumisión al destino, a la destrucción previa y necesaria para la evolución y a la transformación.

En mi recuerdo, mi refugio permanecerá bello, y cuando esté lejos lo contemplaré sin verlo. Y quizás alguna vez vuelva. Y la casa buscará en vano encontrar a quien hoy ve partir, en el extraño que mañana se reflejará en los vidrios rotos.

Saludos.

Acho

PS: para los que disfrutan como yo de la belleza de los lugares abandonados, vayan dos páginas donde encontrarán con qué darse el gusto.
http://www.xs4all.nl/~kazil/etzweiler.html
http://users.pandora.be/a-p/thumbnails.htm
(en esta última dos recomendaciones especiales: la mística belleza de Castle of Mesen y el dolor en la última nota sobre Compagnie Maritime Belge. Para los que saben inglés, los textos complementan lo maravilloso de las fotografías)
La imagen de arriba es de Photowheel - Graffiti Palace. Link directo: http://users.pandora.be/a-p/graffitipalace01.htm

3.4.06

La casa abandonada

Nunca fui un niño violento sino en mis deseos más ocultos. Nunca arrojé piedras a los pájaros ni rompí mis juguetes por el mero afán de liberar la energía destructiva que en todos (creo) anida. Ese resabio de conciencia de nuestro destino último que no es otro que la destrucción de la tumba. Hasta ahí lo confirmado, lo que viene después es bastante contingente.

Quizás por esa fijación destructiva que nunca dejé salir, siempre me han llamado la atención las casas abandonadas. Es una de mis tantas obsesiones estéticas. Encuentro en ellas una belleza que me conmueve profundamente, y que surge de su destrucción y abandono, de la decadencia de una gloria de tiempos pasados, de la fuga de los espíritus humanos que un día la habitaron, para preparar la llegada de uno nuevo, un alma propia que se alberga bajo las carcomidas paredes de la estructura.

Si yo fuera una casa, probablemente me parecería a una casa abandonada. Pero, ya que estamos, quisiera parecerme a una casa verdaderamente abandonada, donde no penetre un solo ente humano: ni dueños, ni marginales. Un esqueleto de cemento frío, por donde la soledad campee a su gusto, marcando en la capa de polvo cada una de sus pisadas. Un edificio antiguo y lleno de recodos donde aniden las alimañas de las dudas. Donde el olvido se acomode en los muebles y la nostalgia salude desde las vajillas en desuso. Una casa donde la luz eléctrica ya no se encienda y un montón de tejas rotas dejen ver un retazo de cielo nocturno y estrellas.

Nos esforzamos por construir perfectas nuestras fachadas. Queremos ser esa mansión en la avenida que todos los transeúntes admiran. Me incluyo. Pero mi fachada de casa perfecta es apenas como una de esas escenografías de películas. Cuando llegue el momento, el mundo de cartón será desmontado. Y detrás surgirá la casa abandonada, bella, a pesar de todo.


Saludos Felinos.
Acho.


PS: la imagen la saqué de esta página http://www.charite.de/bbeo/images/wett04/fotowett04.htm . Les diría de qué se trata, pero no entendí mucho porque estaba en alemán. Hay unas cuantas fotos interesantes, de todos modos.

25.3.06

Lluviosa jornada de partida


In tempore opportuno



Dicen que la lluvia trae bonanza. O al menos, esa es la excusa que les dan a las novias para que no se depriman a causa del diluvio que cayó justo en el día de su casamiento, complicando el vestido, el peinado e incluso la carrera automovilística de los invitados desde la iglesia hasta el lugar de la fiesta.

Era un día un poco menos lluvioso que hoy (pero lluvioso después de todo) cuando inauguré mi "Diario de Viaje", por llamarlo de algún modo. Un cuaderno universitario destinado a asentar ampliadamente las locuras que aquí aparecen apenas extractadas. No crean que improviso jajaja.

Todavía no llovía, estaba por llover, cuando empecé a jugar por primera vez con las ideas de empezar, mentalmente claro, mi propio viaje de héroe. Y todo aparecía tan divertido, tan clarificador, que sin importar la lluvia y sin más equipaje que el cuaderno, me lancé al camino de mis propios divagues.

Ese cielo gris que gruñía en la lejanía era un calco de mis inquietudes. Esas mismas que se revolvían en mi interior, nublándolo todo. Días antes, repentinamente, nada me parecía claro. Y mi vida era sofocante, aplastante como en esos días de calor húmedo y pegajoso, cuando rogamos por la lluvia y el viento sur (para nosotros, los que vivimos hacia el sur) a fin de refrescar nuestros rostros cansados. Ése mismo viento que llega hoy, climática e imaginativamente hablando. Ese viento anuncia novedades. Quizás respuestas, quizás aprendizajes y hasta dolores. Pero novedades al fin, la certeza de no estar todavía muerto.

Ese día pensé que nuestros deseos, nuestras inquietudes, raramente nos engañan, sino que son señales de algo, así como los truenos nos indican la proximidad de una tormenta. Creo haberle prestado atención a esas señales. Al final del camino veremos si no las he malinterpretado.


Saludos humedecidos.

Acho


(PS: La imagen es de Chiro, el protagonista de una serie de dibujos animados titulada "Super Escuadrón Ciber Monos Hiper Fuerza Ya!" -sí, así se llama, para los que no tienen hermanitos, primitos, sobrinitos, vecinitos que los conecten con la realidad o simplemente la inmadurez necesaria para ver los canales de dibujos animados de vez en cuando y no me creen-. Lo pasan por Jetix, por si quieren verlo)

22.3.06

Identidad


Varium et mutabile

Hablaríamos de máscaras, interminablemente. Las que usamos todos los días y dependiendo de las diversas circunstancias de nuestra vida. Pero la misión compleja es siempre tratar de descubrir la verdad. La verdad que subyace bajo las máscaras o la verdad revelada a través de ellas.
Pienso que no ha de existir quien se haya salvado de la tortura mental de la eterna pregunta: ¿quién soy? Y creo también, que no hay quien haya encontrado una respuesta perdurable y satisfactoria a dicha cuestión.
Hoy creemos ser de este modo u otro. Para nuestros amigos somos lo máximo, y los que no nos aprecian opinan exactamente lo opuesto. Y mañana, nuestros amigos pueden olvidarnos y nuestros enemigos aprender a apreciarnos. Y el recuerdo de una época, se lo lleva el viento. Quizás también se lleve un trozo de nosotros.
¿Cuál es nuestra identidad? ¿Lo que habita el fondo de nuestro abismo más desconocido o la fachada que se exhibe jornada a jornada? ¿Somos lo que nuestros amigos ven, o lo que los otros desprecian?
Si me preguntaran cuál es el don que me gustaría recibir al final de mi viaje del héroe, respondería: el AUTOCONOCIMIENTO. Un poco egoísta, ciertamente, pero creo que sería el mejor regalo. Saber bien quién soy, cuáles son los elementos que me constituyen, y vivir contento con eso. O mejorarlo, si se puede.


Saludos.

Acho.


(PS: Para quien tiene ganas de hacerse un muñequito que se parezca a sí mismo, como ese que tengo arriba, le recomiendo visitar la página www.elouai.com )

17.3.06

El Nacimiento de un Tigre Blanco

(especie en extinción jejeje)

Parturiunt montes, nascetur ridiculus mus

Si, como dice en el título, este es el paraíso de mi EGO, es MI realidad y puedo darme el lujo de inventar las reglas del juego.

¿Quién es el Tigre Blanco?

Mi nombre es Ignacio, por si eso fuera importante.
Ahora adentrémonos en el juego...
Imaginemos que soy nada más que un personaje de un libro. El protagonista de una de esas historias malas y agradables que nadie debería leer, porque terminan convirtiéndose en una molestia para la vida de todos los días y su apagada realidad, y, en especial, en una pérdida de tiempo.
Imaginemos que soy uno de esos héroes que abundan en toda mitología humana, ésos que reciben el llamado de la aventura, y después de un breve período de rechazo, se lanzan a cumplir con la misión a la cual están destinados desde antes.
Imaginemos que puedo hacerme de poderes increíbles y adquirir conocimientos olvidados por el resto de los mortales, conservados y transmitidos solamente entre unos pocos elegidos.
Imaginemos que hay pruebas que pasar, monstruos y malvados enemigos que enfrentar, y premios y dones que obtener.
Y en esta realidad inventada, imaginemos que esto que imaginamos es REAL. Una especie de juego de rol, individual jajaja...

Dice Sören Kierkegaard de su personaje Johannes, en el introito del "Diario de un Seductor" las siguientes palabras:
"Padecía de una exacerbatio cerebri, por lo que el mundo real no tenía para él suficientes estímulos..."
Y en otra parte también habla sobre cómo el protagonista gozaba a través de una re-creación poética de su realidad.

En mi opinión personal, la imaginación cumple muchas funciones, siendo la principal: DIVERTIRNOS.
Y esa es la única razón que encuentro para hacer una recreación no poética, sino mítico fantástica de mi realidad.

Saludos!
Acho


(P.S. La imagen que aparece pertenece a una marca brasilera de ropa para niños (Tigor T. Tigre). La coloqué sin ánimos de propaganda, y sólo como consecuencia de estar buceando en los recuerdos de mi infancia. Creo que por haber usado esa ropa, nació, ya cuando era niño mi apodo)